miércoles, 25 de junio de 2008

"Construyendo tu propia teoría revolucionaria", o "Situacionismo" (sic) para niños.



Este texto fue elaborado y publicado por primera vez con el título de "Self-Theory: the revolutionary pleasure of thinking for yourself" ("Auto-teoría: el placer revolucionario de pensar por tí mismo"), por The Spectacle, EEUU, 1975. Luego fue adaptado y ampliado por Spectacular Times, Reino Unido, en 1985. El 2002 fue traducido como "Construyendo tu propia teoría revolucionaria: manual para principantes", por el grupo que en ese entonces se autodenominaba Núcleos de Izquierda Radical Autónoma, para un curso en la Universidad Popular Manuel Rojas. Self-theory se tradujo indistintamente como "auto-teoría" o "tu propia teoría".

Este folleto es para gente que esta insatisfecha con sus vidas. Si eres feliz con tu existencia presente, no tenemos nada que discutir contigo. Sin embargo, si estás cansado de esperar para que tu vida cambie...
Cansado de esperar por una comunidad auténtica; por amor y aventura...
Cansado de esperar el fin del dinero y del trabajo forzado...
Cansado de esperar por nuevos pasatiempos para pasar el tiempo...
Cansado de esperar por una existencia rica, plena...cansado de esperar por una situación en la que puedas realizar todos tus deseos...
Cansado de esperar el final de todas las autoridades, alienaciones, ideologías y moralidades...
...entonces creemos que vas a encontrarle cierta utilidad a lo que sigue.

I Uno de los grandes secretos de nuestro miserable pero potencialmente maravilloso tiempo es que pensar puede ser un placer. Este es un manual para construir tu propia teoría. Construir tu propia teoría es un placer revolucionario, el placer de construir tu propia teoría de la revolución.
Construir tu propia teoría es un placer destructivo/constructivo, porque estás construyendo una teoría de la práctica para la transformación destructiva-constructiva de esta sociedad.
Una teoría propia es una teoría de la aventura. Es erótica y humorística como una revolución auténtica.
La alienación que se siente como resultado de que tu pensamiento haya sido prefabricado por otros de acuerdo a las ideologías de nuestro tiempo puede conducir a la búsqueda de la negación placentera de esa alienación: pensar por tí mismo.Es el placer de reapropiarte de tu mente.
Una teoría propia es el cuerpo de pensamiento crítico que construyes para tu propio uso. Lo construyes y lo usas cuando realizas un análisis de por qué tu vida es de la forma que es, de por qué el mundo es como es. (Y 'pensar' y 'sentir' son inseparables, dado que el pensamiento proviene de la experiencia subjetiva, emotiva). Construyes tu propia teoría cuando desarrollas una teoría de la práctica – una teoría de como obtener lo que deseas para tu vida.
La teoría será una teoría práctica –una teoría de la práctica revolucionaria- o no será nada...nada más que un acuario de ideas, una interpretación contemplativa del mundo. El terreno de los ideales es el eterno salón de espera del deseo no realizado.
Aquellos que asumen (usualmente de manera inconciente) la imposibilidad de alcanzar sus deseos de vida, y de luchar por sí mismos, generalmente terminan luchando en cambio por un ideal o causa (por ejemplo la ilusión de la auto-actividad o de la propia práctica). Aquellos que saben que esto es la aceptación de la alienación sabrán ahora que todos los ideales y causas son ideologías.

II Como sea que un sistema de ideas esté estructurado haciendo abstracción de su centro –asignándote un rol o tareas en virtud suya- este sistema es una ideología. Una ideología es un sistema de falsa conciencia en el que tú ya no funcionas como sujeto en tu relación con el mundo.
Las variadas formas de ideología están todas estructuradas alrededor de distintas abstracciones, sin embargo todas ellas sirven a los intereses de alguna clase dominante (o que aspira a ser dominante) dándole un sentido de finalidad a tu sacrificio, sufrimiento y sumisión.
La ideología religiosa es el ejemplo más antiguo. La fantástica proyección llamada "Dios" es el Sujeto Supremo del cosmos, actuando a través de cada ser humano como "Su" sujeto.
En las ideologías 'científicas' o 'democráticas' del proyecto burgués, el Capital es el sujeto 'productivo' que dirige la historia del mundo –la 'mano invisible' guiando el desarrollo humano. La burguesía tuvo que atacar y debilitar el poder que la ideología religiosa una vez tuvo. Expuso la mistificación del mundo religioso mediante la investigación tecnológica, expandiendo el reino de las cosas y métodos con los cuales obtener ganancias.
Las distintas camadas de leninismo son ideologías 'revolucionarias' en las que el Partido es el sujeto apto para dictar la historia del mundo, conduciendo a su objeto –el proletariado- a la meta de reemplazar el aparato de Estado burgués por uno leninista.
Las muchas otras formas de ideologías dominantes pueden ser vistas a diario. El auge de los nuevos misticismos religiosos se alinea dentro de la forma tradicional de servir a la estructura de relaciones sociales dominantes. Ellos ofrecen una manera fácil de pasar por alto el vacío de la vida cotidiana y, a semejanza de las drogas, hacen más fácil convivir con él. El voluntarismo (pongamos el hombro contra la rueda) y el determinismo (cualquier cosa nos sirve) nos impiden reconocer nuestro lugar real en el funcionamiento del mundo. En la ideología vanguardista la novedad en sí y por sí misma pasa a ser lo importante. En la ideología de la sobrevivencia, la subjetividad es vaciada de antemano por el miedo a través de la invocación de la imagen de una catástrofe mundial inminente.
Al aceptar las ideologías aceptamos una inversión del sujeto y el objeto: las cosas adquieren el poder y la voluntad humanos, mientras los seres humanos ocupan el lugar de cosas. La ideología es la teoría puesta al revés. Con ella aceptamos la separación entre la realidad estrecha de nuestra vida cotidiana, y la imagen de totalidad de un mundo que está fuera de nuestro alcance. La ideología sólo nos puede ofrecer una relación voyeurista con la totalidad.
En esta separación, y en esta aceptación del sacrificio por la causa, cada ideología sirve para proteger el orden social dominante. Autoridades cuyo poder depende de la separación deben negarnos nuestra subjetividad en orden a sobrevivir como tales. Esta negación se presenta bajo la forma de exigencia de sacrificios por 'el bien común', 'el interés nacional', 'el esfuerzo de guerra', 'la revolución'.

III Nos deshacemos de los cantos de sirena de la ideología preguntándonos constantemente...¿Cómo me siento? ¿estoy disfrutando de mí mismo? ¿cómo va mi vida? ¿estoy consiguiendo lo que quiero? ¿por qué no? ¿qué me mantiene alejado de obtener lo que quiero? Esto es tener conciencia del lugar común, conciencia de la rutina cotidiana de cada uno. Que la Vida Cotidiana –la vida real- existe, es un secreto público que se hace cada día menos secreto, en la medida en que la pobreza de la vida diaria se hace más y más visible.



IV La construcción de la propia teoría está basada en el pensar por uno mismo, en el estar plenamente conciente de nuestros deseos y de su validez. Consiste en la construcción de una subjetividad radical.
Una auténtica 'toma de conciencia' sólo puede ser la 'elevación' del pensamiento de la gente a un nivel positivo (no culpable) de auto-conciencia: desarrollar su subjetividad básica, libre de ideología y de la moralidad impuesta, en todas sus formas.
La esencia de lo que muchos izquierdistas, traficantes de terapias, entrenadores de conciencia y demases llaman 'concientización' es su práctica de machacar a la gente hasta la inconciencia con sus garrotes ideológicos.
El camino de la ideología (auto-negación) a la subjetividad radical (auto-afirmación) pasa a través del Punto Cero, la ciudad capital del nihilismo. Este es un punto muerto en el espacio y tiempo social...el limbo social en el que uno reconoce que el presente está vaciado de vida: que no existe vida en nuestra existencia diaria. Un nihilista conoce la diferencia entre sobrevivir y vivir.
Los nihilistas experimentan una inversión de perspectiva en relación a sus vidas y el mundo. Nada es verdad para ellos excepto sus deseos, su voluntad de ser. Rechazan toda ideología, ya que odian las relaciones sociales miserables de la sociedad moderna del capitalismo global. Desde esta perspectiva invertida ellos ven con una claridad recién adquirida el mundo invertido de la reificación, de la inversión del sujeto y el objeto, de lo abstracto y lo concreto. Es el paisaje teatral de las mercancias fetichizadas, de proyecciones mentales, separaciones e ideologías. Arte, Dios, planificación urbana, ética, 'piensa positivo', estaciones de radio que dicen que te aman y detergentes que sienten compasión por tus manos.
La conversación cotidiana ofrece sedantes tales como: "No se puede conseguir siempre lo que uno quiere", "La vida tiene altos y bajos", y otros dogmas de la religión secular de la sobrevivencia. El 'sentido común' es el sinsentido de la alienación común. Cada día a la gente le es negada una vida auténtica y se le vende su representación.
Los nihilistas constantemente sienten la necesidad de destruir el sistema que los destruye a diario.
No pueden seguir viviendo como lo han hecho hasta ahora, sus mentes están en llamas. Pronto se encuentran con el hecho de que deben inventar un conjunto coherente de tácticas para tener un efecto práctico en el mundo.
Pero si un nihilista ignora la posibilidad histórica de la transformación del mundo, su rabia subjetiva se cristalizará en un rol: el suicida, el asesino solitario, el vándalo callejero, el neo-dadaísta, el paciente mental profesional....todos ellos en busca de compensación por una vida de tiempo muerto.
El error de los nihilistas es no darse cuenta de que hay otros que también pueden ser nihilistas. En consecuencia ellos asumen que la comunicación y la participación en un proyecto colectivo de auto-realización es imposible.

V Tener una orientación 'política' hacia la propia vida es saber que sólo puedes cambiar tu vida cambiando la naturaleza de la vida misma a través de una transformación del mundo –y que esa transformación del mundo requiere de esfuerzos colectivos.
Este proyecto de auto-realización colectiva puede ser apropiadamente considerado como un proyecto político. Sin embargo, la 'política' ha llegado a ser una categoría mistificada, separada de la actividad humana. Junto con las otras separaciones de la actividad humana socialmente reforzadas, la 'política' ha llegado a ser sólo otro interés o dedicación. Incluso tiene sus especialistas –sean o no políticos profesionales. Es posible estar interesado (o no) en el fútbol, en coleccionar estampillas, en la música disco o en la moda. Lo que la gente ve hoy en día como 'política' es la falsificación social del proyecto de auto-realización colectiva –y eso le viene como anillo al dedo a los que están en el poder.
La auto-realización colectiva es el proyecto revolucionario. Es la apropiación colectiva de la totalidad de las relaciones naturales y sociales y su transfromación de acuerdo al deseo conciente.
La auténtica terapia es cambiar la propia vida mediante la modificación de la naturaleza de la vida social. La terapia debe ser social para tener alguna consecuencia real. La terapia social (curar a la sociedad) y la terapia individual (curar a un individuo) están ligadas entre sí: cada una requiere de la otra, cada una es parte necesaria de la otra.
Por ejemplo: en la sociedad del espectáculo se supone que debemos reprimir nuestros sentimientos reales y desempeñar un rol. Esto es denominado 'jugar un papel en la sociedad' (una frase bastante reveladora). Los individuos deben ponerse una armadura de carácter –un cambio de aramadura hacia uno menos defensiva para usar en el juego del desempeño de roles está directamente relacionado con el fin del desempeño de roles sociales.

VI Pensar subjetivamente es usar tu vida –ahora y de la manera que quieras- como el centro de tu pensamiento. Este auto-centramiento positivo se acompaña del continuo asalto a lo externo:
todos los asuntos falsos, conflictos falsos, problemas falsos, identidades falsas y falsas dicotomías.
A la gente se le aleja del análisis de la totalidad de su existencia cotidiana haciendo que opine sólo sobre detalles: todas las banalidades frívolas del espectáculo, controversias idiotas y escándalos falsos. Se les pregunta si están a favor o en contra de los sindicatos, de la compra de aviones, de nuevas tarjetas de identidad...cuál es su opinión sobre las drogas blandas, el deporte, los OVNIs, la reforma tributaria...
Esos son temas falsos. El único tema para nosotros es el cómo vivimos.
Hay una vieja frase que dice, "si tienes sólo dos alternativas, elige la tercera". Ofrece una forma de hacer que el sujeto busque una nueva perspectiva en relación al problema. Podemos superar la mentira de un conflicto falso tomando nuestra 'tercera opción' –mirar la situación desde la perspectiva de la subjetividad radical.
Estar conciente de la tercera opción es rehusar escoger entre dos polaridades supuestamente opuestas, pero en realidad idénticas (complementarias), que tratan de definirse a sí mismas como la totalidad de una situación. En su forma más simple, este conciencia es expresada por la anécdota del trabajador que es llevado a juicio por asalto a mano armada y que frente a la pregunta: "se declara usted culpable o inocente", responde :"me declaro desempleado". Una ilustración más teórica pero igualmente clásica está en el rechazo a reconocer alguna diferencia esencial entre las clases dominantes capitalistas -empresariales del "Oeste" y las del capitalismo de Estado del "Este". Basta mirar a las relaciones sociales básicas de producción en EEUU y Europa por un lado, y las de la URSS y China por otro, para ver que son esencialmente lo mismo: allá y acá, la vasta mayoría tiene que ir a trabajar por un salario a cambio de entregar el control sobre los medios de producción y su producto (que a su vez les es vendido de vuelta en la forma de mercancías).
En el caso del "Oeste" la plusvalía (lo que se produce por sobre el valor de los slaraios de los trabajadores) es propiedad de los capitalistas que mantienen un show de competencia doméstica.
En el "Este" la plusvalía es propiedad de la burocracia del Estado, que no permite la competencia doméstica pero se involucra en la competencia internacional tan furiosamente como cualquier otra nación capitalista. Tremenda diferencia.
Un ejemplo de problema falso es aquella estúpido pregunta coloquial: "¿Cuál es tu filosofía de vida?". Instala un concepto abstracto de 'vida' que, a pesar de la aparición constante de tal palabra en la conversación, nada tiene que ver con la vida real, porque ignora el hecho de que 'vivir' es lo que estamos haciendo en el momento presente.
En ausencia de una comunidad real, la gente se engancha en todo tipo de identidades sociales banales, que corresponden a su papel individual en el Espectáculo (en el que la gente contempla y consume imágenes acerca de lo que la vida es, de manera que puedan olvidar imaginar cómo sería vivir por sí mismos). Estas identidades sociales pueden ser étnicas ('italiano'), raciales ('negro'), organizacionales ('sindicalista'), residenciales ('santiaguino'), sexuales ('gay'), culturales ('hincha del fútbol'), y más: pero todas ellas se basan en un deseo común de afiliación, de ser parte de algo.
Obviamente ser 'negro' o 'mapuche' es mucho más real como identificación que ser 'hincha' del fútbol, pero más allá de cierto punto estas identidades sólo sirven para enmascarar nuestra real posición en la sociedad. Una vez más, el único tema que nos interesa es cómo vivimos.
Concretamente esto significa entender las razones de la naturaleza de nuestra vida en relación a la sociedad como un todo. Para poder hacer esto uno debe deshacerse de todas las identidades falsas, las asociaciones parciales, y comenzar viéndose uno mismo como el centro. Desde allí podemos examinar las bases materiales de la vida, despojados de toda mistificación.
Por ejemplo: supongamos que quiero una copa de café de la máquina que hay en mi trabajo.
Primero que nada, está la copa de café en si misma: eso nos lleva a los trabajaodres de la plantación de café, los de las plantaciones de azúcar y las refinerías, y los de la fábrica de vasos de papel, y así en adelante. Además tenemos a los trabajadores que hicieron las diferentes piezas de la máquina y la armaron. Los que extrajeron el hierro, forjaron el metal, etc.
Los trabajadores que transportaron las materias primas y piezas por tres continentes y dos océanos. Los oficinistas, conserjes y trabajadores de las comunicaciones que coordinaron la producción y el transporte. Finalmente, tienes a todos los trabajadores que producen todas las otras cosas necesarias para que los otros sobrevivan. Esto me da una relación material directa con varios millones de personas: de hecho, con la inmensa mayoría de la población mundial. Ellos producen mi vida: y yo ayudo a producir la de ellos. En esta óptica, todas las identidades parciales de grupo e intereses especiales se desvanecen en la insignificancia. Imagina el potencial enriquecimiento de tu propia vida que está actualmente encerrado en la creatividad frustrada de esos millones de trabajadores, subyugados por métodos de producción obsoletos y cansadores, estrangulados por la alienación, deformados por por la racionalidad insana de la acumulación de capital. Así comenzamos a descubrir una identidad social real: en la gente de todo el mundo que está luchando por reconquistar sus vidas, nos encontramos a nosotros mismos.
Constantemente se nos solicita que tomenos partido en uno de los dos bandos de un falso conflicto.
Los Gobiernos, almas caritativas y propagandistas de todo tipo están eufóricos por presentarnos elecciones que no involucran decisión alguna (por ejemplo la agencia que en Inglaterra presentó su programa nuclear con la frase: 'Era Nuclear o Edad de Piedra'. Les gustaría que creamos que son sólo esas dos alternativas. Tenemos la ilusión de la elección, pero en la medida que ellos controlan las opciones que percibimos como viables controlan también los resultados).
Los nuevos moralistas aman decir a aquellos que viven en el rico Oeste que deben 'hacer sacrificios', que están 'explotando a los niños hambrientos del Tercer Mundo'. La opción que nos ofrecen es la de un altruísmo del sacrificio o la de un cerrado individualismo. (Las empresas de caridad se benefician económicamente de la culpa que promueven, ofreciéndonos el sentimiento de haber hecho algo a cambio de una moneda depositada en su alcancía). Sí, es cierto, por vivir en el rico Oeste nosotros explotamos a los pobres del Tercer Mundo –pero no personalmente, no deliberadamente. Podemos hacer pequeños cambios en nuestras vidas, boicotear productos, hacer sacrificios, pero sus efectos son marginales. Nos hacemos concientes del falso conflicto que se nos presenta cuando nos damos cuenta de que bajo este sistema social global nosotros, como individuos, estamos tan encerrados en nuestro rol global de 'explotadores' como otros lo están en su rol global de explotados. Tenemos un rol en la sociedad, pero muy poco o ningún poder para hacer algo respecto a ello. Rechazamos la falsa elección de 'sacrificio o egoísmo', llamando a la destrucción del sistema social global cuya existencia nos obliga a tal decisión. No tiene sentido remendar el sistema, o hacer ofrendas sacrificiales, o pedir 'un poco menos de egoísmo'. Las empresas de caridad y reformadores nunca han salido del terreno de la falsa elección.
Aquellos que tienen un interés creado en el mantenimiento de la situación presente constantemente nos hacen inclinarnos ante sus falsas opciones –esto es, cualquier opción que implique mantener intacto su poder. Tratan de negar la existencia de otras opciones y escondernos el hecho de que las precondiciones materiales para la revolución social ya existen.



VII Cualquier viaje hacia la auto-desmistificación debe evitar a los grandes pantanos del pensamiento perdido: absolutismo y cinismo; lodazales gemelos que se camuflan a sí mismos como praderas de subjetividad.
Absolutismo es la total aceptación o rechazo de todos los componentes de ideologías, espectáculos o reificaciones particulares. Un absolutista no puede ver más opción que la completa aceptación o el completo rechazo.
El absolutista vaga en los estantes del supermercado ideológico buscando la mercancía ideal, y luego la compra –aislada, envasada al vacío, y ordenada. Pero el supermercado ideológico-como cualquier supermercado, sólo se presta para ser saqueado. Es más productivo para nosotros si podemos movernos entre los estantes, abrir los paquetes, tomar lo que nos parezca auténtico y útil, y botar el resto.
El cinismo es la reacción frente a un mundo dominado por la ideología y la moralidad. Enfrentado a las ideologías en conflicto el cínico dice: 'una plaga en todas sus moradas'. El cínico es un consumidor, tal como el absolutista, pero es uno que ha renunciado a la esperanza de encontrar la mecancía ideal.

VIII El proceso del pensamiento dialéctico es pensamiento constructivo, un proceso de sintetizar contínuamente nuestro cuerpo actual de auto-teoría con nuevas observaciones y apropiaciones; una resolución de las contradicciones entre el cuerpo previo de teoría y los nuevos elementos teóricos que hallamos. La síntesis resultante no es, así, una suma cuantitativa de lo previo y lo nuevo, sino su superación cualitativa, una nueva totalidad.
Este método sintético/dialéctico de construcción de teoría es contrario al estilo ecléctico que meramente arma una ensalada con los trozos favoritos de sus ideologías favoritas, sin nunca confrontar las contradicciones resultantes. Ejemplos modernos los tenemos en el capitalismo libertario, el marxismo cristiano y el liberalismo en general.
Si estamos contínuamente concientes de cómo queremos vivir, podemos apropiarnos críticamente de cualquier cosa en la construcción de nuestra propia teoría: ideologías, críticos culturales, expertos tecnócratas, estudios sociológicos, místicos, y demases. Todos los desperdicios del viejo mundo pueden ser cambiados por material de utilidad por quienes deseen reconstruirlos.

IX La naturaleza de la sociedad moderna, su unidad global y capitalista, nos indica la necesidad de hacer de nuestra auto-teoría una crítica unitaria. Por esto entendemos una crítica de todas las áreas geográficas donde variadas formas de dominación socio-económica existan (por ejemplo, tanto el capitalismo del mundo 'libre' como el capitalismo estatal del mundo 'comunista'), como también una crítica de todas las alienaciones (miseria sexual, sobrevivencia forzada, urbanismo, etc.). En otras palabras, una crítica de la totalidad de la existencia cotidiana en cualquier lugar, desde la perspectiva de la totalidad de nuestros deseos.
Opuestos a este proyecto se encuentran todos los políticos y burócratas, predicadores y gurús, planificadores urbanos y policías, reformadores y militantes, comités centrales y de censura, directivos empresariales y líderes sindicales, supremacistas machos e ideólogas feministas, psico- sociólogos y conservacionistas capitalistas que trabajan para subordinar el deseo individual a un 'bien común' reificado que supuestamente los ha elegido como representantes. Son todas fuerzas del viejo mundo, jefes, curas y tarados que tienen algo que perder si la gente extendiera el juego de recuperar sus mentes hacia la recuperación de sus vidas.
La teoría revolucionaria es enemiga de la ideología revolucionaria – y ellas lo saben.

X A estas alturas debiera resultar obvio que la auto-desmistificación y la construcción de una teoría revolucionaria propia no erradica tu alienación: el 'mundo' (el Capital y el Espectáculo) continua existiendo, reproduciéndose a sí mismo cada día.
Pese a que este folleto se concentra en la construcción de una auto-teoría, nunca ha sido nuestra intención dar a entender que la teoría revolucionaria pueda existir separada de la práctica revolucionaria. En orden a ser consecuentes y efectivamente reconstruir el mundo, la práctica debe buscar su teoría, y la teoría debe ser realizada en la práctica. La expectativa revolucionaria de la desalienación y la transformación de las relaciones sociales requiere que la teoría no sea sino una teoría de la práctica, de lo que hacemos y de cómo vivimos. De otra forma la teoría degenerará en una contemplación impotente del mundo, y finalmente en una ideología de sobrevivencia –una neblina mental proyectada, un cuerpo estático de pensamiento reificado, una armadura intelectual, que actúa como barrera de contención ebtre la vida diaria y uno mismo. Y si la práctica revolucionaria no es la práctica de la teoría revolucionaria, degenera en militantismo altruísta, en actividad 'revolucionaria' entendida como nuestra obligación social.
No propugnamos una teoría coherente como un fin en si mismo. Para nosotros, el uso práctico de la coherencia es que contando con una teoría propia coherente es más fácil para alguien pensar. A modo de ejemplo, es más fácil hacerse una idea de los futuros desarrollos probables del control social si tienes una comprensión coherente de las modernas ideologías y técnicas de control social y de su histooria hasta el presente.
Tener una teoría coherente hace más fácil concebir la práctica teórica para realizar tus deseos para tu vida.

XI En el proceso de construir tu propia teoría, las últimas ideologías con las que te debes enfrentar y resueltamente derribar son las que más se parecen a la teoría revolucionaria. Estas mistificaciones finales son a) el situacionismo b) el consejismo.
La Internacional Situacionista (1958-1971) fue una organización revolucionaria internacional que hizo una contribución inmensa a la teoría revolucionaria. La teoría situacionista es un cuerpo de teoría crítica que puede ser apropiado para nuestra propia teoría, y sólo eso. Cualquier uso adicional constituye aquella mala apropiación ideológica conocida como situacionismo.
Para los que recién la descubren , la teoría de la IS parece ser como 'la respuesta que he estado buscando por años', la respuesta al acertijo de nuestra vida muerta. Pero es exactamente aquí que una nueva alerta y auto-posesión se hacen necesarias. El situacionismo puede ser la ideología de sobrevivencia más completa, un mecanismo de defensa contra el 'usa y desecha' de la vida cotidiana. Incluido en la ideología se encuentra la mercancía-rol espectacular de ser 'un situacionista' (un escéptico radical y un ardiente esotérico).
El Consejismo (también conocido como 'control obrero', 'autogestión obrera') ofrece la 'autogestión' como reemplazo del sistema capitalista de producción.
La verdadera autogestión es la gestión directa (no mediada por ningún liderazgo separado) de la producción, distribución y comunicación social por los trabajadores y sus comunidades. El movimiento por la autogestión ha aparecido una y otra vez en todo el mundo durante el curso de revoluciones sociales. Rusia en 1905 y 1917-21, España en 1936-7, Hungría en 1956, Argelia en 1960, Chile en 1972 y Portugal en 1975. La forma de organización más a menudo creada en la práctica de la autogestión han sido los consejos obreros: asambleas generales soberanas de los productores y sus vecindarios, que eligen delegados con mandato para coordinar sus actividades.
Los delegados no son representantes, transmiten decisiones ya tomadas por sus asambleas. Los delegados pueden ser reemplazados en cualquier momento, si la asamblea considera que sus decisiones no están siendo rigurosamente implementadas.
El consejismo es la práctica histórica y la teoría de la autogestión transformada en ideología.
Mientras los participantes en estas rebeliones vivieron una crítica de la totalidad social, comenzando con una crítica del trabajo asalariado, de la economía mercantil y del valor de cambio, el consejismo hace una crítica parcial: en vez de buscar la autogestión como transformación contínua y cualitativa de la totalidad del mundo, busca la autogestión estática y cuantitativa del mundo tal cual es. Mientras un movimiento por la autogestión generalizada pretende la transformación de todos los sectores de la vida social y de todas las relaciones sociales (producción, sexualidad, vivienda, servicios, comunicaciones ,etc.), el consejismo piensa que una economía autogestionada es todo lo que importa. Pierde, literalmente, todo el foco: la subjetividad y el deseo de transformar la totalidad de la vida. El problema con el control obrero es que lo único que controla es el trabajo. El mundo sólo puede ser puesto de nuevo sobre sus pies por la actividad colectiva conciente de aquellos que construyen una teoría acerca de por qué está patas arriba. La rebelión espontánea y la subjetividad insurreccional por sí solas no son suficientes. Una revolución auténtica sólo puede ocurrir en un movimiento práctico por el que todas las mistificaciones del pasado sean concientemente barridas.

2 comentarios:

azeta dijo...

Estimado Julio

Excelente folleto. Comparto en gran parte su análisis y la intencionalidad del mismo, sin embargo, me permito algunas observaciones:

Coincido en el que cambio consiste en una nueva moralidad, en un nuevo hombre si se lo quiere llamar así, que haga posible una sociedad en que se auto produzca la vida, es decir, pasar de la necesaria coacción - al actuar sobre la amenaza - , al actuar de moto proprio. Se requiere un nuevo sistema social que al mismo tiempo es posible sólo si la humanidad da un paso sustantivo desde el mono al super hombre (parafraseando al célebre sifilítico)

Mi discrepancia es la siguiente, la autoconsciencia es una aspiración minoritaria, según el folleto de individuos que se agrupan en función de su nihilismo, puesto que el ser humano puesto ante la disyuntiva de confrontar al mundo o disculparlo hace lo segundo. Las ideologías no sólo son producto de mentes macabras que intentan manipular al ser humano para sus ruines propósitos sino que son producidas colectivamente para soportar la vida, para decirlo vulgarmente, para poder levantarse cada mañana. Del mismo modo que cada individuo olvida los malos recuerdos o articula un relato que permita justificarlos (cuestión vastamente estudiada por la sicología) las sociedades, que al mismo tiempo son individuo y totalidad, se procuran explicaciones coherentes o aceptables dentro de la miseria y desquiciamiento generalizado del mundo. Como los propios sicólogos dicen, se trata de razonamientos dentro de la irracionalidad; las religiones, o cualquier explicación sobrenatural, o cualquier tipo de ideología es al mismo tiempo impuesta, conservada y querida por los sujetados. Como dijo alguna vez Russell (en Autoridad e Individuo) cuando un ser humano se coloca en un punto enfrentando con el resto de sus contemporáneos difícilmente logra sostenerse: El desquiciamiento generalizado verbalizado como coherente por la mayoría, visto desde el crítico, lleva por lo general al desquiciamiento del último y al refuerzo de la locura del reto. Finalmente para criticar a la sociedad de forma radical es preciso haber llegado a una posición intelectual a propósito de insustituíbles via crucis, individuales por supuesto, y en cada estación las tentaciones por abjurar de lo pensado y dicho "aunque las palabras hayan sido escritas con sangre", son muy poderosas. Los que llegan a algún destino, aunque cada vez dudo si exista quien lo haga, en ese pedregoso camino se encuentran muy cansados y mortificados para emprender cualquier lucha. Su experiencia además no sirve de nada en términos educativos pues cada uno debe educarse necesariamente como el Lazarillo de Tormes, es decir, debe ser educado por la misma sociedad enferma y deseducado por el mismo en un acto de autoconscientización equivalente a la revelación mística. Se me puede responder que estoy naturalizando al hombre, que esa tendencia humana por la justificación en vez que por la conforntación no es más que un dato estadístico producido por la propia sociedad que se critica, a mi me parece que desconocer ese dato es arrojarse obcecadamente a una nueva derrota. Si debemos esperar a que todos los seres humanos se transformen en dioses para vivir en una sociedad medianamente sensata estamos dilatando cualquier transformación para unos cuantos miles de años más. Cualquier proyecto de transformación requerirá necesariamente un grupo poderoso y minoritario que emprenda autoconscientemente la tarea, que la principie, y que construya una ideología que contenga las inevitables resistencias al cambio, observables no sólo en los humanos capitalistas occidentales modernos, sino que también en otras especies animales. Esa ideología puede ser de todos modos una contraideología; un súbito cambio de parecer de toda la humanidad, al mismo tiempo, me parece una quimera y por ende, una nueva ideología que permite contener a la minoría ilustrada y autoconsciente que es más numerosa y poderosa en potencia de lo que lo fue en cualquier otro momento de la historia.

,

Metal Guru dijo...

Bueno, hay toda una polémica larga en torno al concepto de ideología: desde la versión neutra de Destutt de Tracy, a la despectiva de Napoleón, la crítica/negativa de Marx, y luego la curiosa inversión en que el "marxismo" es convertido en ideología, la "ideología socialista" según Lenin, el concpeto positivo de ideología en Gramsci, etc.
Los 4 volúmenes de Jorge Larraín de los que se han publicado dos arrojan bastante claridad sobre
esto.

En mi posición, creo que -tal como dijo la IS- "la teoría revolucionaria es enemiga de la ideología revolucionaria".

Pero acepto que hay otro sentido en que se debe disputar una lucha "ideológica" para disputar la hegemonía de la ideología burguesa. Ahora, eso no debería llevar a la ideologización de la teroñia crítica. Jamás.