miércoles, 16 de enero de 2008

"De niño", por Vladimir Maiakovsky


De niño

Fui favorecido con el don de amar.
Pero desde la infancia
la gente es domesticada por el trabajo.
Yo-
me largaba a la orilla del Rioni
y vagabundeaba
despreocupadamente.
Mamá se enfadaba:
“Este bribón!”
Papá blandía como un látigo su cinturón.
Y yo,
con tres falsos rublos en el bolsillo,
iba con la soldadesca a jugar al tresillo.
Sin el peso de botas,
sin el peso de camisas,
bronceado en el horno de Kutaisi,
volvía al sol la espalda
o la panza
hasta quedar saturado.
El sol se asombraba:
“No es más alto
que un enanito-
y sin embargo tiene
un corazón de adulto.
Pone mucho corazón
en todo lo que hace.
¿Cómo es posible que quepamos
en él
en un metro
yo,
el río
y todas esas rocas?”.

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